El peso de la vida:

Entre responsabilidades y sueños.

Querid@s lector@s,

Estoy feliz de escribir estas líneas tras llevar unas semanas sin haber podido compartir con vosotr@s lo que siento y algunos de mis pensamientos. A veces, la vida se vuelve tan abrumadora que el tiempo parece escurrirse entre los dedos. Estoy segura de que much@s de vosotr@s habéis sentido ese peso en los hombros, esa responsabilidad que parece no tener fin. Quiero hablaros un poco de lo que está sucediendo en mi vida y de por qué estoy un poquito más ausente.

Lo primero que quiero compartir es una noticia que me llena de esperanza y de alegría: mi madre, quien lleva luchando contra un cáncer muy agresivo desde el mes de febrero, está recuperándose como la campeona que siempre ha sido. Atraviesa un proceso que requiere toneladas de valentía, de coraje, de ilusión, y sobre todo, de una fortaleza inmensa. Su mejora es una luz en medio de la oscuridad, un recordatorio de que la lucha, aunque dura, puede traer consigo victorias hermosas. ¡La quiero tanto!

Por otro lado, mi padre, enfermo de Parkinson, continúa con su batalla particular que libra desde hace 13 años. Ver su resistencia constante y su falta de queja me inspira y me enseña, pero también añade un peso emocional que es difícil de sobrellevar.
Es muy complejo expresar con palabras lo que significa ver a dos de las personas que más amo y que son dos pilares muy importantes para mí, luchar día a día contra unas enfermedades tan implacables y terribles.
Soy de las que piensa que todo curte, todo nutre y, absolutamente, todo enseña, pero joder… hay lecciones que preferiría no aprender y ser bastante más ignorante pero mucho más feliz.

En medio de todo esto, sigo siendo la mamá de una adolescente, lo cual es una aventura en sí misma. La adolescencia es una etapa complicada, y equilibrar las emociones y desafíos que trae consigo mientras se mantienen otras responsabilidades no es fácil.
Ser una buena pareja, cuidar de mi hogar, y cumplir con las expectativas que tengo como ama de casa, son tareas que exigen tiempo y dedicación y, si te soy sincera, no siempre tengo las ganas ni la fuerza necesaria para sacarlo todo adelante.

Mi trabajo como policía también ha tomado un nuevo giro. Hace unos meses cambié de unidad y ahora formo parte de un grupo de formadores de tiro. Este cambio me exige una gran profesionalidad y entrega, ya que cada día formamos a agentes, compartiendo con ellos nuestros conocimientos y experiencia para que puedan desempeñar su labor con la máxima eficacia y seguridad.

Como escritora, estoy viviendo uno de los momentos más emocionantes de mi carrera profesional. En noviembre saldrá publicada la primera parte de la trilogía que he escrito. La editorial Malpaso ya está preparando el lanzamiento y la campaña de Navidad, y no puedo describir con palabras la ilusión que siento al ver cómo este proyecto va tomando forma.

Además, he emprendido una nueva aventura como empresaria, creando dos empresas junto a varios expertos en marketing, en creación de páginas web orientadas a las ventas, en alcanzar y tener mayor autoridad ante las tan necesarias redes sociales, trabajar el desarrollo emocional y en la creación y organización de eventos online y presenciales. Nos hemos enfocado en ayudar a aquellas personas que quieran escribir, publicar y vender sus libros, acompañándolos en cada paso del proceso. Es un trabajo que me apasiona, y ver a nuestros alumnos lograr sus sueños será una satisfacción inmensa.
Si sientes curiosidad o deseas más información, ojea las webs de «Book Revolution Pro» y la de «Acción y Deseo«.

Por si fuera poco, estoy cursando un máster que me tiene viajando más que nunca y estudiando cada vez que puedo.
También estoy ayudando a un muy buen amigo como lectora cero de su manuscrito, algo que me honra profundamente al confiar en mi opinión para pulir su obra antes de presentarla al mundo.

Como podéis ver, ¡no me da la vida! Pero, a pesar de todo, quiero seguir nutriendo este blog cada vez que me sea posible, como ahora, que he conseguido sacar unos minutos para escribiros.
Os quiero, os llevo en lo más profundo de mi corazón y agradezco vuestra paciencia y vuestro apoyo incondicional.

Tal y como suelo decir con frecuencia a las personas de mi entorno: «El tiempo y el dinero no se pierde, se invierte. Aunque el resultado no siempre sea el deseado ni el esperado, pero jamás se pierde.»

Hasta la próxima, con todo mi cariño.
Ariadna Tuxell.

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