Manual de supervivencia con humor y sin traumatismos
Todos lo hemos oído alguna vez: «Tu suegra y tú no os lleváis bien». Pero, ¿qué pasa cuando eso se convierte en «No soporto a mi suegra y creo que ya me ha hecho hasta una muñequita para practicar vudú conmigo»?
¡Tranquila que no estás sola en este sentimiento! Aquí te traigo un manual de supervivencia para navegar en las traicioneras aguas de las relaciones suegriles.
1. ¡Bienvenida al club!: Lo primero que debes saber es que no estás sola. De hecho, si alguien cobrara un euro por cada vez que una nuera dice «No soporto a mi suegra», podría jubilarse ya. Así que respira hondo, ¡este es un viaje común! Piensa que ya es difícil, a veces, aguantar a nuestra propia madre, con lo que la llegamos a querer desde el día que nacemos, como para soportar a la madre de otra persona y tratarla como si fuera nuestra progenitora…
2. Las gafas rosas (y no las de sol): La próxima vez que veas a tu suegra, intenta mirarla con unas gafas imaginarias de color rosa. Sí, ya sé que suena raro, pero intenta encontrar algo bueno en ella. Aunque solo sea que hace unas croquetas que están buenísimas. ¡Es un comienzo!
3. Traductor de suegras en tiempo real: Si piensas que tu suegra habla un idioma desconocido lleno de indirectas, ¡necesitas un traductor de suegras! Por ejemplo, cuando dice: «¿Ese es el nuevo corte de pelo que está de moda?», tu traductor debería interpretarlo como: «Me cuesta adaptarme a los cambios, pero estás muy guapa». Es un trabajo progresivo.
4. Evita las comparaciones: A menos que quieras entrar en una espiral sin fin de «Mi madre lo hace mejor», evita compararla con tu propia madre. Recuerda, son seres humanos diferentes con historias diferentes.
5. Crea un juego: «Bingo de Suegras». Dibuja un tablero de bingo y llénalo con las típicas cosas que tu suegra suele decir o hacer. «¿Otra vez pizza?», «En mis tiempos…», «¿No vais a tener hijos ya?». Cada vez que haga o diga algo que está en el tablero, ¡marca esa casilla! Si completas una línea, ¡te ganas un capricho!
6. No la quieras asesinar cada vez que se equivoca y te llama utilizando el nombre de la ex de su hijito del alma: Piensa que la edad no perdona y que las pocas neuronas que le quedan no le dan para más. En el fondo te quiere y le caes bien, pero dijo tantas veces el nombre de su exnuera porque mantenían una relación taaan buena, que lo tiene grabado a fuego. Pero no lo hace con ninguna mala intención…
Conclusión: Las relaciones con las suegras pueden ser complicadas, pero con una pizca de humor y una tonelada de paciencia, es posible sobrevivir y, quién sabe, incluso llegar a llevarte bien con ella. Y si todo falla, siempre puedes echarte unas risas recordando este manual.
Nota: Recuerda que cada persona es un mundo y las situaciones familiares pueden ser delicadas. Este artículo se presenta con humor, pero abordar los problemas con empatía y comunicación es crucial. ¡Ánimo!
Tal y como dijo una vez alguien muy osado: «Acabo de ver a mi suegra sacudiendo la escoba en la terraza y le he dicho: ¿Qué pasa, no arranca?»