Mi reloj biológico se ha quedado sin pilas…

Queridas amigas intrépidas del tiempo y de las agujas, hoy nos sumergimos en las profundidades del universo femenino, donde el reloj biológico decide tomarse unas vacaciones sin previo aviso. Sí, hablamos de esos momentos en los que parece que tus ovarios se han unido al sindicato de siestas y tu útero ha colgado el cartel de: «cerrado por falta de interés».

¿Qué sucede cuando tu reloj biológico se ha quedado sin pilas? ¡Prepárate para sentirte un poquito identificada!

1. Despertador en modo siesta eterna: Has escuchado hablar del famoso tic-tac, pero parece que tu aparato reproductor ha decidido adoptar el ritmo del reggae. Cada intento de sincronizar el reloj biológico con el calendario parece ser respondido con un «ahora no, querida, que estoy de vacaciones». Y así, tu despertador interno se queda atascado en modo snooze (siesta), mientras tú intentas recordar en qué año estamos y qué edad tienes, porque recuerda que la maternidad tiene fecha de caducidad…

2. El síndrome de la tía excitada: Cuando tus amigas comienzan a hablar sobre pañales, biberones y horarios de alimentación, tú te unes a la conversación con la misma emoción que un gato que acaba de ver pasar un láser, pero notas que en un espacio de tiempo demasiado corto ya has perdido el interés y estás pensando en lo que vas a hacer el próximo fin de semana. Porque, seamos sinceras, tu prioridad actual es decidir entre si pedir una pizza o un poco de sushi para la cena, no el nombre perfecto para un bebé.

3. Maratón de series en vez de Maratón de bebés: Mientras algunas mujeres están haciendo maratones de bebés procreando como si fueran conejas, tú has decidido hacer un maratón de series. Después de todo, ¿quién necesita cambiar pañales cuando puedes estar enfrascada en el último drama televisivo sin sufrir ninguna interrupción? Y sí, es posible que llorara ante el bonito final de mi serie favorita lo mismo que algunas de mis amigas manifiestan que lloraron cuando sintieron la primera patadita de su bebé estando embarazadas. Prioridades, amigas, prioridades. Admito que no le veo ninguna gracia a emocionarse y alegrarse porque una personita te repatee el vientre y varios órganos a los que les tienes un profundo cariño.

4. El gimnasio es tu nuevo templo sagrado: Teniendo a la maternidad en pausa, has descubierto que tu verdadero amor es el gimnasio y los seres vivos buenorros que lo habitan. Y no tienes que preocuparte por el tiempo de recuperación postparto ni por esas sesiones de ejercicio con bebés que parecen más un espectáculo de malabares niño p’arriba, niño p’abajo… Puedes disfrutar de tu rutina sin interrupciones y tu cuerpecito te lo agradecerá con una ovación silenciosa.

5. Expertas en café y desayunos tardíos: ¿Quién dijo que las mujeres sin bebés no son madres? Nosotras somos madres del café mañanero, del desayuno a mediodía y de la capacidad de dormir hasta tarde los fines de semana. Al tener a nuestro reloj biológico amenazado de muerte, hemos perfeccionado el arte de disfrutar de cada sorbo de café como si fuera el elixir de la juventud.

Conclusión: La vida es un circo y tú eres la malabarista: Así que, querida amiga cuyo instinto de reproducirse se ha tomado un descanso prolongado sin tener una fecha de regreso, recuerda que la vida es un circo y tú eres la malabarista estrella. Disfruta de cada momento, ríete de los giros inesperados y celebra la libertad de decidir cuándo y cómo avanzar en esta montaña rusa llamada vida.
Después de todo, ¿quién necesita un reloj biológico cuando puedes tener una fiesta sin fin? ¡A bailar sin preocupaciones, valiente mujer que su reloj biológico se ha quedado sin pilas y no tiene ningunas ganas ni ninguna intención de ponerle unas nuevas!

Tal y como dijo Rachel Martín: «La maternidad puede ser desordenada, desafiante, desquiciante, estar llena de noches en vela y falta de descanso y, aún así, increíblemente hermosa». Pero, qué queréis que os diga, yo me quedo con la primera parte de la frase y por el momento le digo que no a eso de ser mamá…

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