Me cae bien la mujer de mi ex: Crónica de una amistad inaudita

Hablemos claro: Si me hubieras dicho hace unos años que sería fan de la mujer de mi ex, te habría recomendado que dejaras el vino. Pero, ¡oh, sorpresa! Aquí me tienes, haciendo planes para ir de compras y tomar café con la mujer que ahora comparte su vida con el hombre que una vez fue mi pareja.

¡Vamos, que parece el argumento de una comedia española de esas que triunfan en taquilla!

Aquí te dejo algunas ventajas que podrás experimentar y disfrutar si te llevas bien con el amorcito de tu ex:

1. Del «¿Y esa quién es?» al «¡Esa es mi amiga!»: Reconozco que al principio hubo escepticismo, pero, tras unos encuentros fortuitos y algún que otro chisme compartido, pasamos del recelo inicial a ser las reinas de la pista en las fiestas. ¿Quién lo iba a decir?

2. Las anécdotas compartidas… ¡sobre el mismo hombre!: A ver, no vamos a mentir. Es divertidísimo recordar esas manías que nuestro ex tiene y que ambas hemos padecido. Desde su obsesión con el orden hasta esa camiseta que, evidentemente, ninguna de las dos hemos conseguido que deje de usar.

3. La alianza estratégica: Nada mejor que tener a alguien con quien conspirar en los cumpleaños o en los eventos especiales en familia. ¿Qué regalarle? ¡Dos cabezas piensan mejor que una! Y, entre las dos, logramos que no se compre otra camiseta fea.

4. «Te entiendo perfectamente»: Es reconfortante tener a alguien que entienda a la perfección por qué te irrita cuando deja la toalla mojada en la cama. ¡Solidaridad femenina en su máxima expresión!

5. ¿Celos? ¿Dónde?: La gente nos mira con asombro. Esperan ver chispas, gatos negros y duelos al amanecer. Pero lo cierto es que los celos se quedaron en el pasado. Ahora nos reímos de las mismas bromas y compartimos confidencias.

6. Esa mujer es la encargada de hacer feliz a mi hija: Me guste o no, esa señora comparte su vida con lo que yo más quiero, que es mi hija. Cuando mi pequeñaja no está conmigo, está con su padre y con la pareja de este. Así que ahí muestro mi inteligencia y lo buena madre que soy al ponerle las cosas lo más fáciles posibles a mi hijita y así evitar que tenga que vivir en primera persona los malos rollos de sus padres, situaciones complejas e incómodas, ni peleas entre sus progenitores, más los respectivos insultos, lindezas y alguna que otra mentira que lo único que conseguirán es que a ese pequeño ser que tanto amamos, le crezcan las inseguridades, el estrés, el nerviosismo y el miedo, y sea mucho más infeliz al estar en medio de una encarnizada guerra entre sus dos pilares principales, más la churri de turno del padre, que se piensa que en vez de ser un pilar en la vida de mi hija, es la mismísima catedral de Barcelona…

Conclusión: La vida da muchas vueltas, y la mía ha dado una que me ha llevado a ser amiga de la mujer de mi ex. A veces, la felicidad viene en paquetes inesperados y, en este caso, con un toque de ironía que hace que todo sea aún más divertido.
Así que, ¡brindo por las nuevas amistades y por romper estereotipos!

Nota: Si bien este artículo está escrito con humor, es un canto a la madurez emocional y a la capacidad de las personas de superar el pasado y construir relaciones sanas y enriquecedoras. ¡Que viva la sensatez y el ser civilizados!
 

Tal y como dijo Vince Lombardi: «No perdimos el partido; se nos acabó el tiempo».
Y es que hay amores que se quedan sin tiempo, sin amor o sin pasión, pero la cuestión es que terminar, terminan…

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