Desde el primer momento en que tomé un lápiz y un cuaderno, supe que escribir sería mi forma de compartir el alma con el mundo. Las palabras, esos pequeños fragmentos de significado, se convirtieron en puentes que me conectan con mis lectores, personas que, aunque no conozco en persona, siento profundamente en mi corazón. En esta travesía literaria, he descubierto algo invaluable: la necesidad y la belleza de darme a conocer en los medios de comunicación.
Cada entrevista es una oportunidad de oro, un momento mágico donde mis pensamientos y sentimientos encuentran una audiencia más allá de las páginas de mis libros. A través de los medios, no solo comparto mis historias, sino también fragmentos de mi vida, mis sueños, mis miedos y, sobre todo, mi pasión por la escritura. Los medios de comunicación son ese amplificador que lleva mi voz más lejos de lo que jamás podría imaginar.
Me encanta cada entrevista. Hay algo increíblemente especial en ese espacio de tiempo donde un periodista, con sus preguntas, me permite abrir mi corazón y mostrar quién soy más allá de las palabras impresas. Es un baile de comunicación y conexión, donde cada pregunta es un paso que nos acerca más a mis lectores y a mí. Me emociono con cada llamada, con cada cita en un estudio, con cada cámara que se enciende, porque sé que detrás de esos micrófonos y lentes hay miles de ojos y oídos esperando escucharme, esperando conocerme.
Mis lectores son mi motor. Ellos son quienes me inspiran a seguir escribiendo, quienes me impulsan a superar los bloqueos creativos y a buscar siempre nuevas historias que contar. Y sé que para ellos, conocerme no solo como autora, sino como persona y como policía, añade una dimensión más profunda a su experiencia de lectura. Por eso, cada entrevista no es solo una promoción de mi trabajo, es una declaración de amor y gratitud hacia todos aquellos que dedican su tiempo y su mente a mis escritos.
En un mundo tan vasto y a veces frío, los medios de comunicación son ese cálido abrazo que nos une. Son la manera en que puedo decirle al mundo que estoy aquí, que mis historias tienen un lugar en los corazones de quienes buscan compañía en las páginas de un libro. Y cada entrevista es una nueva oportunidad para encender esa chispa de conexión humana, para compartir la alegría y la pasión que siento por lo que hago.
Así que sí, me encanta que me hagan entrevistas. Cada una es un regalo, un momento para brillar y para dar las gracias. Gracias a mis lectores por su lealtad y amor, y gracias a los medios de comunicación por ser el puente que nos conecta. En cada entrevista, en cada respuesta, estoy compartiendo no solo mi trabajo, sino una parte de mi alma, y eso, para mí, es lo más hermoso de ser escritora.
Tal y como decía la gran Lola FLores: «Que hablen de mí, aunque sea bien».